Ya no se pone los botines, al menos para defender los colores de Pancuca, pero su carrera sigue en ascenso. Lejos de la redonda de cuero cocido, el ex centro delantero albiverde ahora pasa sus horas mirando al mundo desde arriba. No hay sobrevivientes que atestigüen su desempeño al mando de un joystick real con el que comanda una nave de verdad, pero se sabe que el gordito la está pasando bien, cerca de quienes fueron sus amigos de la infancia y la adolescencia.
Respecto de un eventual retorno, si bien no cerró la puerta definitivamente, todos sabemos que lo mejor para Pancuca sería que a Nico le vaya bien en su laburo, allá en Bahía, y que su retorno sea únicamente para participar de algún que otro asado.
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